Espera, que te espera
16:54Esto es un texto que subscribiría mi mujer, pero que he encontrado por casualidad por ahí, exactamente en lahoradelamerienda.
Dedicado en especial a ROSA ese clon de reloj suizo.
Odio la impuntualidad.
Detesto estar esperando a alguien durante lo que podría definirse como un buen rato, un puñado interminable de lentos minutos.
Odio, odio, odio esperar.
¿qué necesidad hay de llegar tarde? Si has quedado a las 6, pues coño, es evidente que si sales a las seis nunca vas a llegar a las seis. No es nada raro, solo una ley física. Si quedas a las 6 y sabes que tardas media hora en llegar a tu destino pues sal a las 5:30. ¿A que es sencillo? Pues resulta que la mayoría de la gente se empeña en hacerlo difícil.
5 minutos, 10, quizá 15, se pueden soportar, pero a partir de ahí..¡Joder! eso ya es faltarle el respeto a uno.
Casi todas las mujeres con las que he salido son impuntuales. Mis amigos en general lo son. Estás ahí, de pie o sentado, esperando,
Tic tac
Y al llegar al punto de encuentro ya miras el reloj, orgulloso de que te has adelantado cinco minutos, pero pasan otros cinco y aun no aparece tu cita. Decides que no importa, que ya llegará, pero pasan cinco más y sigues ahí como un pasmarote. Si estás en la calle te pones a dar paseitos. Sí estás en un bar decides pedirte un café. Sí estás en casa pones la tele y haces zapping sin que nada te interese. Pasados los quince, o veinte minutos debido a tu adelanto, comienzas a desesperarte y a sentir un ligero furor. Le llamas y te salta el buzón de voz o te dice que está llegando, que tarda cinco minutos a lo sumo.
Esperas. Total, son solo cinco minutos más, pero claro ¡¡ES UNA JODIDA MENTIRA!!
Cuando resulta que vuelven a pasar otros quince minutos más empiezas a odiarle. Le matarías sin dudar en ese preciso instante, pero en vez de largarte sin decir nada, para que aprenda, sigues clavado en el mismo lugar como una estúpida planta de maceta y terminas por verle llegar al fín. Siempre llegan con la sonrisa puesta, fingiendo una boba preocupación y pidiendo mil disculpas sumadas a un sin fin de absurdas excusas. Y tú, que al principio le recibes con mala cara y señalando el reloj con una frase tipo:
-vaya horas, joder.. ya estaba apunto de irme!!...
Terminas pidiendo otro café y conversando alegremente como si nada.
AGH!!.
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